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martes, 24 de marzo de 2009

El impacto de la institucionalización en los niños

(Fuente: Periodismo Social, del sitio http://www.periodismosocial.net/)
En el Sbarra, por ejemplo, fallece el 10 por ciento de los bebés hospitalizados. "Se mueren de pena, tienen el síndrome de depresión anaclítica, entran en un ciclo de depresión, marasmo y muerte porque, paulatinamente, por la falta de contacto materno, comienzan a meterse hacia adentro, a perder contacto con la realidad, a autoagredirse, empiezan con convulsiones", amplía la especialista (Dubaniewicz).
El CONNAF, precisa Benchuya, tiene programas de atención familiar, y la mayor parte de los niños a su cargo están en hogares sustitutos o de tránsito. Aún así, "el chico tiene que tener su familia definitiva. Ningún chico tiene que estar transitando la vida en una familia de donde entran y salen chicos, los que ingresan, los que egresan, y donde no tienen lugar suyo, a donde él pertenezca, donde tenga un estatuto de hijo, que es lo único que necesita un chico". Tampoco podemos olvidar que los espacios de institucionalización no se reducen sólo a los institutos de Menores, sino también los hogares de tránsito, según la interpretación del Art.37 de la Convención de los Derechos del Niño, y la regla 11b de las Naciones Unidas para los menores privados de la libertad.
La Asociación Vivir estima, ante la falta de un registro nacional, que en la provincia de Buenos Aires hay 11 mil niños, niñas y adolescentes internados en instituciones, y aproximadamente el 60 por ciento de ellos están por causas asistenciales, "aparentemente, por cuestiones socioeconómicas", y refiere que "se está gastando a nivel estatal 3 mil pesos por mes por chico institucionalizado"
Dubaniewicz está escribiendo un libro sobre el circuito penal y asistencial en la provincia de Buenos Aires, en el que explica la situación de los niños en los institutos de Menores: "casi el 100 por ciento -asegura- podría egresar en la actualidad si el Estado trabajara con subsidios y apoyo a la familia biológica, en vinculación con la familia externa, en guarda p ara adopción o con convocatoria a la comunidad".
Medici coincide con Benchuya en que los chicos tienen que vivir en familias, biológicas, adoptivas o de guarda, "pero en familias, no en institutos". La adopción es un derecho reconocido en la Convención sobre los Derechos del Niño (artículo 21). Pero "el Poder Judicial bonaerense, sacando excepciones, tiene un concepto pro-Patronato. Esto significa que para los señores jueces el niño está bien, cuidado y en resguardo en un instituto. A lo mejor se tiene mucho más en cuenta la seguridad física y se pierde de vista la emocional, la psicológica y posteriormente la social". (Ver recuadro "Legislación sobre adopción")
"El otro mito que se inventa -según Médici- es que en las adopciones hay un alto porcentaje de chicos que se devuelven. Entonces, 'mejor a los chicos dejarlos en un instituto porque al final todo fracasa'. Yo trabajo desde 1988 en esto, en toda mi vida profesional tuve una sola devolución de un niño de 7 años, hace dos años", contrasta.
Los niños de institutos o pequeños hogares, cuando comienzan a ver que los demás chicos son diferentes, comparan y se preguntan ¿por qué yo? "Ellos van sintiendo que son abandonados porque son malos, que no los quieren porque algo hicieron, que nunca van a ser queridos o aceptados. Entonces, llega un momento donde ellos mismos no se quieren, no aceptan nada de sí mismos por más que sean chicos lindos, capaces o con alguna determinada virtud, porque no fueron ni se sintieron valorados. El Estado tampoco les halló un camino para que se sintieran valorados por una familia de verdad que sí lo quiso, que sí lo buscó, que sí esperó los tiempos de los juzgados, que sí esperó con ansiedad para darle abrazos y amor. El Estado lo privó de esa segunda oportunidad", reflexiona Dubaniewcz.
La investigadora concluye que como todo el sistema de institucionalización vive de los niños, a muchos no les conviene desactivarlo. "Los jueces disponen de la vida y la muerte de estos chicos. Viven de esto, y les falta conciencia del perjuicio que están haciéndole a cada chico. Falta capacitación, corazón, falta cumplimiento del trabajo del funcionario público porque jamás van a los institutos a donde mandan a los chicos. Es un sistema que trabaja sobre la espalda de los chicos, que se nutre de ellos, que se va despersonalizando. El que entra al sistema o se tiene que ir o se termina adaptando porque sino no puede permanecer. No hay demasiadas opciones de la gente que está metida adentro de modificarlo".

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