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domingo, 29 de marzo de 2009

¿La sangre o el amor?

¿Qué puedo contar sobre nuestra hermosa historia de adopción? Nuestra hija iluminó nuestros pasos hasta fundirnos en el abrazo más profundo y esperado de nuestras vidas, hasta encontrarme plena en su mirada aquella fría madrugada de junio, mamadera de por medio, en un cielo de nubes espojosas y corderitos para contar. El amor hacia un hijo es el más sagrado que pueda sentir ser humano alguno, cuando se ve acompañado por el deseo de paternar.

Candela llegó a nosotros a través de una entrega directa, justo ahí, cuando estábamos a punto de claudicar. Supimos de ella cuando aún crecía en la panza de una mujer valiente (porque hay que ser valiente y carecer de egoísmo para dar en adopción al hijo que no se puede o desea maternar). Aquel ángel del cielo que puso a nuestra hija en mis brazos y me permitió ser madre con su clara e imperturbable decisión.

Fue el I-Ching (que para mí solía ser un juego, un entretenimiento más en tardes "de brujas”) el que en su hexagrama (otro día les digo cuál) sentenció: “El pichón escucha aunque se encuentre fuera del nido”. Fue la primer respuesta cósmica frente a la parálisis que me embargó. ¡Paralizada de susto estaba yo cuando supe que mi chiquita crecía en la panza de aquella mujer! Mi mente divagó. Mi corazón lo supo: Era nuestra hija, la esperada. Desde hacía dieciocho años la buscaba. Desde que aquel huevo anembrionado con recuento positivo de Gonadotropina Coriónica Humana, me abandonara con la ilusión truncada. Recuerdo que fue entonces que me conecté inexorable y persistentemente con mi deseo de ser madre. Luego vinieron los años duros: los infructuosos, dolorosos y casi eternos tratamientos para quedar embarazada, los duelos sucesivos, el diagnóstico de endometriosis, la primer laparoscopía, la larga y triste enfermedad de mi madre, su muerte… Adoré a mi madre. ¡Qué feliz sería ella hoy de vernos…! ¡De conocer a su nieta! ¡Cuántos recortes de revistas y periódicos con fotos de cachorritos, patitos y gatitos llegarían hoy a nuestra unidad postal (de internet ni hablar, ¡yo la conocí bien!). ¡Cuánto la amaría! Pero así es la vida a veces y no pudo ser.

Al acercarse la fecha de nacimiento de nuestra adorada hija los miedos aumentaban: ¿Nacería sanita? ¿Cambiaría de opinión quien entonces aún era su mamá? Momentos difíciles, pero siempre la llamita en el corazón encendida con la certeza y la magia que se hicieron presentes, y con esos amigos de fierro (entre los que, nobleza obliga y hay que decirlo, se encontraba mi suegra —foto arriba a la derecha—, Andrea P. y su hermano Alberto, padrino y Marcela), que dejaron todo de lado para “bancarnos” en los momentos de máxima incertidumble y desolación. Después se fueron sumando más seres de luz, por nombrar algunos: las tías Alfi, Mikki y "Am", los abuelos Salvador y Carlos, la prima Mabel y las tías abuelas Dalia y Felisa, todas sonrisas y alegrías que conquistaste… Andresito, el tío Luis, Lilianita hermana, Silvana querida y nuestra "hada de los cuentos", María. La lista continúa….

Sí. Magia. Para algunos pura coincidencia nomás. Pero soñar con mi hija la noche antes de que nazca. Soñarla y que me diga: “Mamá, ¿cuándo es la hora de comer?” para después enterarme que por un problema en la placenta no se estaba alimentando bien, para mi eso es magia. Que llegue a mis brazos en forma definitiva durante la víspera de mi cumpleaños fue magia. Que su fecha y hora de nacimiento coincidan exactamente con aquellas de la mujer que me había ayudado a desentrañar mi deseo y aceptar que era posible todavía para mi ser madre: Andrea G., mi psicóloga desde la histerectomía… eso para mí es la magia. Que hayas elegido mis brazos para calmar tu llanto, aún por encima de aquellos cuyas vísceras te habían transformado de renacuajo en hermosa bebé… Allí, dirán lo que dirán, pero para mí había magia.

Candela fue el mejor y más hermoso regalo de cumpleaños que recibí jamás y, algún día, podrá leer que la fecha del expediente solicitando su guarda preadoptiva, presentado en el juzgado de familia, coincide con la de mi cumpleaños. También está la magia que no se ve, la que me desbordó los seis (sí: seis, dije bien) sentidos al mirar esas maravillosas tierras coloradas… más coloradas todavía por los verdes y brillantes ficus y aquellos árboles de hojas enormes y desbocadas con pelotitas de sonajero.

Candela había llegado a nuestra vida para quedarse. Después vinieron las canciones de cuna, las noches sin dormir, las mamaderas y los gases. Los abrazos amados, los ratitos de sol, los paseos en mochilita de montaña… los abuelos, los tíos, los tíos abuelos, los moñitos de regalos, los zapatitos de cuero rosados para la entrevista en el juzgado y las cinco mil y no se cuántas fotos de tu rostro desde distintos ángulos. El sobrecito con tu primer mechón de pelo, los berriches y los llantos, los abrazos y los corazones desbordados de alegría, de amor y de agradecimiento por esta hija que la vida, finalmente, nos había confiado.

Por eso siento que debo hacer algo por los tantos otros niños cuyas vidas podrían ser tocadas por personas que, sin mantener un vínculo de sangre, poblarían sus sueños de canciones amadas y forjarían su futuro de hijo deseado, de hijo amado.

Que ningún niño del mundo sea privado del amor de quienes deciden ser padres. Ese es mi profundo deseo.

Liz :)

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Felicito a todos que se han unido para esta buena causa, yo aportare mi granito de arena, solicitando, planillas para firmar y hacer firmar a otras personas que estaran de acuerdo, que es una muy buena causa!!!!!!!!!!!!!!!!
mucha suerte y que logren su cometido, para ayudar a la futura generacion de este pais, porque esos niños, son la futura generacion:quien no lo puede ver de este modo???????

Marcela dijo...

Gracias por haberme hecho parte de esta hermosa historia.
Ver crecer a un hijo, reir,llorar,alegrarte por lo que les pasa, aconsejarlos, abrazarlos, tratar de hacer lo mejor para que no sufran , es lo mejor que nos puede pasar, hoy con mis bebes de 24 y 28, disfruto cada dia mas, viendo sus vidas, sus logros y todo lo que les sucede día a día y me digo... que cada segundo, minuto,hora, día, etc,nunca ha sido en vano; dar amor, comprención,un abrazo, un beso,es el mejor tiempo invertido del mundo .
Estoy con ustedes.
Los quiero mucho

mariana dijo...

liz: que poeta!! me encanta como escribis y describis con tanta precision...
gracias por compartir su historia...te felicito!
besos

DAVID dijo...

LIZ: ME ENCANTO ESTAR CERCA DE USTEDES EN ESOS INCREIBLES MOMENTOS, RECUERDO CADA INSTANTE DE ESOS ULTIMOS DIAS Y MAS RECUERDO LOS PRIMEROS INSTANTES DE CANDELA EN SU CASA , Y AHORA POR MAS QUE ESTEN UN POQUITO LEJOS EN LA DISTANCIA PERO MUY CERCA DE MI CORAZON SOLO ME ANIMO A DECIRLES QUE MI VISITA EN OCTUBRE ME HIZO SENTIR QUE TODO ESO QUE VIVIMOS TUBO SENTIDO EN CANDELA. ELLA ES UNICA Y JUGAR CON ELLA FUE LO MAS LINDO DEL VIAJE.. UN BESO A LOS 3 LOS QUIERO MUCHO.
EL PADRINO

gabriela subiela dijo...

Hola me llamo gabriela subiela ... y creo que la historia tuya y de las otras vivencia que lei en todas me identifico ..... hay un denominador comun: es la eperanza de ser madre... quisiera preguntarte si podrias pasarme ( sin compromiso) los datos de la mujer -que te había ayudado a desentrañar tu deseo y aceptar que era posible todavía ser madre- ; yo no creo en las casualidades de la vida ... hay causalidades .... quizas como vos decis MAGIA .... LA MAGIA DE LA VIDA.... cariños a tu familia . Gabriela

Anónimo dijo...

Para Gabriela Subiela:
Gracias por tus palabras Gabriela. Si querés pasame tu e-mail para enviarte los datos de la psicóloga que me ayudó.
Liz :)